martes, 21 de abril de 2015

Criminalidad Creciente: ¿target, caos social o estrategia?

Cómo podemos descifrar el auge que ha venido teniendo el asesinato de funcionarios de seguridad (policías y militares) durante los últimos días en Venezuela? responde acaso al flagelo contra el cual se han enfrentado todos los gobiernos de turno en nuestro país a partir de 1958? O se debe a lo que sin duda alguna ha resultado una condición humana con la llegada del siglo XXI en lo que respecta a la violencia generalizada en todos los estratos de la sociedad. Violencia caracterizada por una ola de crímenes y delitos que desconocen la mas mínima condescendencia entre hermanos, donde la saña y la deshumanización del "otro" han roto récords en crudeza y desproporcionalidad.

Tal es el caso de los últimos homicidios ocurridos en el estado Miranda y en la ciudad capital donde murieron funcionarios de policía, así como integrantes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Pero, ¿a que se debe esto?
Son hechos aislados y fortuitos que responden al desenfreno del hampa común que ha incrementado su accionar en los últimos 6 meses? o es una táctica delincuencial organizada para conseguir armas y robustecer sus arsenales? quizá es la representación material de la animadversión que siente un criminal por cualquier funcionario de seguridad, o algunos afirmaran que el objetivo es desestabilizar el país y hacer quedar en evidencia la "ineptitud gubernamental" para disminuir los indices de violencia y asesinatos en el país...

Muchas pudieran ser las razones; los debates se harían interminables si tratamos de conseguir la respuesta mas acertada para tan grave flagelo, sin embargo, la amenaza existe y se acrecienta.
La violencia generalizada impacta de manera directa en la psique de la sociedad, el estado de angustia permanente generado por la zozobra se puede percibir en muchos ciudadanos que sin duda están preocupados por la seguridad de sus seres queridos y la suya propia.

Hace pocos días escuché que el incremento de estos asesinatos "selectivos" pudieran responder a una especie de ritual o culto religioso vinculados con los grupos o individuos que "viven" del delito o del crimen ya sea de manera común o de manera organizada. Profundizando un poco mas en la idiosincrasia nacional, y las religiones populares, en el espiritismo venezolano la llamada corte calé o malandra, es representada por un "santo" en particular llamado Ismael o Ismaelito, del cual son devotos todos aquellos que requieren "bendiciones" y protección a la hora de cometer sus fechorías y al cual deben ofrendar para agradecer los "favores recibidos". esto dentro del imaginario colectivo llega a ser hasta "normal" o medianamente aceptado por buena parte de la sociedad. sin embargo, dichas ofrendas comprendían, hasta ahora, elementos inocuos y simbólicos como en la mayoría de las religiones, es decir, a Ismaelito lo atendías con  "vela, tabaco, anís y salsa brava".

Lo preocupante del asunto es la tesis de una "nueva etapa" que ha adquirido la rendición de tributos al mencionado "santo", pues según el "target del malandro venezolano" la sangre de "sapos" "tombos" "pacos" o "agua verde" (policías o militares) representa lo mas alto en la escala de sacrificios establecidos por dicha religión y cuyo nivel se equipara con lo que durante siglos ha sido honrar a los dioses con sangre humana o animal desde los romanos, persas, aztecas, mayas y africanos entre otros.
Algo parecido a la ola de crímenes que en 2012 empezaron a suscitarse en México a raíz del culto a la "Santa Muerte", practicado por integrantes de los grandes carteles del narcotráfico que asesinaban cruelmente hombres, mujeres y niños sin distinción de ningún tipo con la única justificación de venerar a la patrona de su causa. Esto es en ambos casos, sin duda alguna la barbarie de la religión, una aberración que raya en la psicosis de quienes lo realizan.

Si en esas condiciones se desarrolla la cotidianidad del venezolano, necesario es tomar medidas en el asunto por parte de los entes decisorios en materia de seguridad y defensa de nuestro pueblo.

En el mismo orden de ideas, y aplicando la Realpolitik, también es cierto que la violencia criminal siempre será una herramienta útil para generar caos en cualquier país del mundo; no es conspiranóico a mi parecer, evaluar desde la política mas visceral el incremento del crimen y el delito como fase terminal de un plan que puede tener como objetivo debilitar la estructura del Estado y sus instituciones, mostrarlo ineficiente e ineficaz para garantizar la seguridad de la población y conseguir una transición hacia otro modelo de gobierno. razonar en base a eso puede ser juzgado a priori como discurso pro-gobierno, sin embargo, estamos obligados a hacer el ejercicio reflexivo.

¿Quién dice que la llamada Guerra Económica, representada por el desabastecimiento, el acaparamiento y la inflación inducida en productos de primera necesidad no es la etapa inicial para lograr una salida por vías no democráticas del gobierno de Nicolás Maduro?

¿Puede alguien afirmar, sin temor a equivocarse, y con dos dedos de frente, que la orden ejecutiva firmada por el presidente de EEUU, donde consideran a Venezuela una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad de ese país no obedece a la etapa intermedia para desestabilizar el gobierno de Nicolas Maduro y salir de el?

¿Quién puede negar de manera irrestricta que los asesinatos a funcionarios policiales y militares en los últimos días, buscan generar una angustia social y caotizar las calles, logrando un ambiente de hostilidad y temor en funcionarios de seguridad que ni siquiera pueden garantizar su propia integridad, mucho menos la del ciudadano común?

El saldo político, para algunos, vale mas que el sufrimiento de la población y las vicisitudes a la hora de conseguir un producto de la canasta básica por ejemplo, vale mas que la sangre que pueda derramar un padre de familia, una madre o cualquiera que genere tendencia en las redes sociales y rechazo a las instituciones del gobierno. Las ansias de poder, pasan por encima de toda sensibilidad humana; "el fin justifica los medios"

Estamos en ambiente de elecciones. La meta para algunos es generar descontento social y que se vea reflejado en los resultados de las parlamentarias. La mayoría de la población ha desarrollado un alto olfato político, es decir, pueden descifrar un sabotaje económico y sobreponerse al mismo, pueden también identificar que la estrategia de declararnos amenaza para EE.UU no fue nada acertada ya que latinoamerica y el mundo respondió clara y contundentemente en rechazo a esa medida injerencista. No descartemos la hipótesis de estar en una escalada donde la muerte por encargo pero al azar busca ser el detonante para una crisis social de angustia y caos que termine por desplazar y derrumbar al poder constituido en la nación venezolana.

Al final, la violencia tiene muchas caras, y sirve para todo...